Un equipo de investigadores del Consejo Supremo de Antigüedades del Cairo (CSA, Egipto) liderados por Zahi Hawass, secretario general del Consejo, ha establecido las relaciones familiares entre once momias reales del Imperio Nuevo de Egipto para buscar sus características patológicas respecto a afecciones hereditarias, enfermedades infecciosas y relaciones consanguíneas. La conclusión revela algo inesperado: la acumulación de malformaciones en la familia de Tutankamón y la enfermedad de la malaria fueron las causas más probables de su muerte.
Tutankamón murió muy joven y no dejó herederos. De ahí que entre la comunidad científica hayan surgido siempre
numerosas especulaciones sobre las enfermedades familiares y la causa de su muerte.
Por ello desde septiembre de 2007 hasta octubre de 2009, un grupo de investigación del Consejo Supremo de Antigüedades del Cairo (CSA) de Egipto sometió a 11 momias reales a estudios antropológicos, radiológicos y genéticos para determinar sus características patológicas. Los resultados aparecen en el último número del Journal of the American Medical Association (JAMA)
Además de Tutankamón, los arquólogos escogieron 10 momias más datadas entre 1410 y 1324 a.C. y cercanas al joven faraón, además de otras cinco de personas reales de la primera época del Imperio Nuevo (alrededor de 1550 y 1479 a.C.). Estas cinco últimas , que no pertenecen al mismo linaje que las otras 10, se usaron como grupos de control morfológico y genético.
Los investigadores pudieron identificar varias de las momias, como la KV35EL, que se trataría de Tiy, la madre del faraón Akenatón y abuela de Tutankamón o la momia KV55, que muy probablemente sea Akenatón, padre de Tutankamón. Este parentesco se apoya en varias características antropológicas únicas que comparten las dos momias y en que el grupo sanguíneo de ambas es idéntico. Asimismo, los científicos identificaron que probablemente la momia KV35YL sea la madre de Tutankamon.
Respecto a las posibles causas de la muerte del faraón, la investigación ha encontrado una acumulación de malformaciones en la familia de Tutankamon y se diagnosticaron varias patologías entre las que se incluye la enfermedad de Kohler II, que produce trastornos óseos, “pero ninguna de ellas por sí sola podía provocar la muerte”. Por otro lado, las pruebas genéticas para el parásito de la malaria revelaron indicios de malaria tropical en cuatro momias, incluida la de Tuntankamón.
“Estos resultados sugieren una necrosis ósea avascular, enfermedad por la cual la escasa circulación sanguínea en los huesos conduce a una debilitación o destrucción de una zona ósea, junto con la enfermedad de la malaria, es la causa más probable de la muerte del faraón”, afirman los científicos.
La incapacidad para caminar y la enfermedad de malaria que sufría Tutankamón están basadas en el descubrimiento de bastones y “una farmacia para la vida después de la muerte” hallada en su tumba. Además los expertos añaden que una repentina fractura en la pierna, “posiblemente como resultado de una caída”, podría haber desencadenado una condición que amenazaba su vida cuando se infectó de malaria.
“Este estudio sugiere un nuevo acercamiento a la investigación de la genealogía molecular y de los patógenos paleo genómicos de la era faraónica. Con más datos, se podría establecer y consolidar una disciplina científica llamada Egiptología molecular, mezclando así ciencias naturales, ciencias de la vida, ciencias culturales, humanidades, medicina y otros campos”, explican los expertos.
Un acercamiento histórico a la dinastía del Imperio Nuevo
La 18º dinastía del Imperio Nuevo de Egipto (entre 1550 a 1295 a.C. aproximadamente) fue una de las casas reales más poderosas del antiguo Egipto y en ella se incluye el reinado de Tutankamon, uno de los faraones más famosos de todos los tiempos, aunque tuvo un reinado muy breve. Murió nueve años después de convertirse en rey, alrededor del año 1324 a.C., a la edad de 19 años.
“Poco se sabía de Tutankamon y sus ancestros antes de que el arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter descubriera su tumba intacta (KV62) en el Valle de los Reyes de Egipto en 1922, pero su momia y los inestimables tesoros con los que se le enterró, junto con otros descubrimientos arqueológicos importantes durante el siglo XX, han proporcionado a los expertos información significativa acerca de la vida y la familia del joven faraón”, señala el artículo.
Entre las enfermedades que se han propuesto para explicar su apariencia se incluye una forma de ginecomastia, que consiste en el desarrollo excesivo de los senos en los hombres, – normalmente como resultado de un desequilibrio hormonal-, el síndrome de Marfan y algunas otras. “Sin embargo, la mayoría de los diagnósticos de estas enfermedades son hipótesis derivadas de observar e interpretar artefactos y no de evaluar los restos momificados de los miembros reales”, apuntan los investigadores.
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Referencia bibliográfica:
JAMA. 303(7):638-647. www.jamamedia.org
Artículo publicado en Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC)
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