Del término griego “hedoné”, placer. El máximo representante fue Epicuro, filósofo griego de la isla de Samos. La filosofía hedonista ha sido y sigue siendo mal interpretada por muchos. Un hedonista no es la persona que busca los placeres carnales y huye del dolor.
La filosofía hedonista utiliza la razón como arma principal para analizar el daño o el beneficio que producen nuestras acciones en busca del placer o del dolor. Así, la inteligencia analiza el placer obtenido por el acto sexual y el daño que produce. Luego cuantifica el beneficio de ese placer de una manera analítica para poder satisfacer los deseos naturales.
Los placeres verdaderos provienen del alma y se consiguen a través de la moderación de las pasiones. Un concepto llamado ataraxia. Así los hedonistas buscan el gozo, aunque no a través de una conducta desordenada y de abusos, sino a través de un estudio disciplinado de las acciones que nos hacen felices para poder disfrutar de dichas acciones sin remordimientos o culpas.
Pongamos el ejemplo de una pareja liberal hedonista del siglo XXI. La pareja buscará en el compañero o compañera los aspectos sexuales que más aumenten sus libidos; intentarán contrarrestar los prejuicios sociales impuestos por la sociedad actual en las que viven organizando sus vidas para satisfacer dichos deseos independientemente de lo que la sociedad considere tabú. Ellos separaran su amor como pareja de las esporádicas aventuras sexuales orientadas a satisfacer sus fantasías sexuales.
La filosofía hedonista no se basa sólo en el aspecto sexual. Los hedonistas piensan que la vida está orientada al disfrute de la misma, no al trabajo. Así, el hedonista huirá del sistema capitalista de trabajo que te fuerza a trabajar 11 meses para tener uno de vacaciones y orientará sus vidas a convertir el trabajo en parte de su búsqueda de la felicidad.
Epicuro decía que debemos satisfacer los deseos naturales de la forma más económica posible sin arriesgar la salud, la economía o la amistad en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario que sólo nos conducirá a un sufrimiento futuro.
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